El parlamento griego dominado por los partidos del ajuste no logró, sin embargo, elegir presidente. La constitución obliga a un llamado electoral. Conclusión: el Kicillof heleno, Alexis Tsipras, más cerca de ser Primer Ministro. El partido de Tsipras, Syriza, rechaza los acuerdos de Grecia con “la troika” (Europa, FMI, Banco Central Europeo) y el 25 de enero podría ganar las elecciones.
Sabemos cómo cae un sistema monetario sin prestamista de última instancia: los depositantes corren, los bancos no pueden devolver el dinero, no hay Banco Central que preste. ¿Lo hay, en Grecia? Está el Banco Central europeo, pero es difícil creer que el BCE pondría dinero con un gobierno que rechaza el acuerdo con Europa. (“Acuerdo” quiere decir: ajuste hoy y te presto dinero por lo que te falte). De modo que, llegado un eventual triunfo electoral, ¿qué pasa? Si yo fuera griego retiraría mi depósito del banco.
¿No puede, incluso, anticiparse ese final, si todo el mundo cree que habrá una crisis bancaria? Es posible. Pero, de todos modos, mientras no asuma el nuevo gobierno, el BCE seguramente siga apoyando a Grecia. De otro modo (permitiendo una crisis bancaria preelectoral) ayudaría al desempeño electoral del partido anti-ajuste.
Es decir: deberíamos esperar tormenta seria una vez que ocurra la elección, si hay triunfo de Tsipras o -quizás peor- si hay un resultado inconcluso, que deje a Grecia con dificultades para formar gobierno. Si no recuerdo mal, el partido que sale primero en la elección tiene un plus de diputados que lo acercan a la mayoría propia, pero no necesariamente se alcanza. Cuanto más disperso el poder, más chances de explosión: nadie tiene suficiente legitimidad ni suficiente interés en arriesgarse a apagar la mecha.
¿Impactaría un Grexit (Grecia abandonando al euro) a otros países de Europa? No inmediatamente, creo. Pero el favorito para las elecciones españolas acaba de tuitear: